Francisco Cervantes /Memphis
He seguido con detenimiento los acontecimientos relacionados con la caravana de inmigrantes (o Trabajadores Internacionales, cómo ellos mismos se auto denominan), que se dirige de manera decidida hacía la frontera sur de Estados Unidos. La noticia que absorbe a los medios de comunicación es el hecho de que esta caravana desafía las políticas racistas y antiinmigrantes de la actual administración.
Muchos (incluyendo algunos hispanos), no entienden cómo es posible que después de toda la saña y odio vertido contra los inmigrantes, ellos sigan deseando venir a los Estados Unidos. Familias separadas; bebes encancelados y enfrentando procesos legales sin sus padres o representación legal apropiada; el odio despiadado y una campaña de criminalización y mentiras sin límites que los voceros de noticias cómo Fox, azuzados por el propio presidente de los Estados Unidos han vertido por mas de dos años …y nada de esto los disuade.
Todos aquellos que juzgan de manera ramplona este fenómeno inmigrante, no pueden, no quieren o no se atreven a ahondar en el verdadero origen del problema. La inmigración masiva es un problema que ha tomado años en desarrollarse. Los factores principales que le dan origen, radican en las políticas de capitalismo salvaje que los Estados Unidos han impuesto a la mayoría de los países latinoamericanos. Históricamente Estados Unidos ha patrocinado a gobiernos latinoamericanos a modo, sin importar si son dictadores o corruptos. El único requisito para recibir este patrocinio, ha sido que estos gobiernos acepten aplicar estas políticas depredadoras, y permitan a las empresas americanas obtener prebendas, concesiones y contratos millonarios en detrimento directo y empobrecimiento de los pueblos que gobiernan.
A lo largo de los años, esta situación de desamparo y salarios raquíticos, no sólo ha dejado pueblos enteros indefensos ante la violencia y el crimen organizado y promovido desde las más altas esferas del poder en sus países de origen. Para muchas de estas familias, no hay otra opción que emigrar o morir, ya sea de hambre o en las manos del crimen organizado. La esperanza de muchos de ellos, es que, quizás, si la gente en Estados Unidos escucha sus historias y comprende sus predicamentos, quizás entonces se les permita entrar a la unión americana. ¡Esta caravana es un acto desesperado de sobrevivencia!
Aquellos que se oponen a su ingreso, los que se rasgan las vestiduras en nombre de la legalidad y patriotismo, olvidándose totalmente del principio básico de humanidad, son los mismos que votaron por el actual presidente (así, con “p” minúscula) de los Estados Unidos. Los mismos que hablan de legalidad, moralidad, principios basados en la biblia y que por un lado, hipócritamente toleran las tropelías de su presidente, y por el otro crucifican a los inmigrantes por el simple hecho de haber cruzado la frontera “ilegalmente”. ¿Cómo apoyar a estos inmigrantes? La respuesta es sencilla: ¡Votando este 6 de noviembre!
CRÉDITO: AGENCIAS