Por Maria Calvo / Memphis
Dedicado a Isabel, Keyla y la Sra. De Nicaragua
La estación de Greyhound aquí en Memphis amaneció aletargada. No importó que hoy fuera 24 de diciembre. El sol anunciaba un milagro en medio de la gélida mañana que con el paso del tiempo se tornó mas caliente. Allí conocimos a Isabel. Bajó del autobús con los ojos hinchados por la fiebre (calentura) que venía sufriendo los últimos cuatros días. Se la veía débil, cansada y con no más de 14 años de edad. Flaquita y muy abrigada. Junto a ella su padre (muy preocupado) y otra niña más pequeña a la que conoció en este viaje buscando un destino; quien también viajaba con su padre. Isabel tenia sus cabellos enredados, pegados a la cara y el cuello; sus ojos almendrados sin tanta fiebre deberían lucir hermosos. Es una niña preciosa. Allí en la estación de buses y esperando su conexión al siguiente destino tomó medicina, comió algo, se hidrató y poco a poco el primer milagro empezó a suceder. Una sonrisa se dibujo en sus labios. Isabel no tenía idea de que era navidad, lo supo por los regalos que le obsequiaron los voluntarios. Cuando le tocó subir al segundo autobús, se despidió de Memphis mucho mejor, con su mochila llena de caramelos y algunos juguetes. Ya sus ojos brillaban mas calmados, una sonrisa en los labios nos dejó el alma mas tranquila. A su lado iba Keyla, mas chiquita y ya no tan asustada. También se fue de Memphis feliz por la amabilidad y la sonrisa que le demostraba a sus escasos 7 añitos que la vida no es tan hostil como parece, su obsequio iba arregladito en la bolsa que cargaba su papá en la otra mano. Así la vimos despedirse de aquí. ¡Feliz!.
Luego conocimos a la Sra. de Nicaragua. Allí estaba con su franela blanca sin mangas. De aquí saldría con destino a New York. En su archivo migratorio llevaba el horror que la hizo escapar con sus tres hijos. Una niña de 9, un educado adolescente de 14 y otro de 18 que sigue detenido en una jaula de ICE. Viajará todo el 24 y el 25 para llegar a la manzana del mundo a reunirse con su hermana a la que no abraza desde hace 13 años. Y eso es mucho tiempo. En este momento su cuerpo adolorido sigue sentado en una butaca de autobús, extrañando a su hijo mayor, el recordarlo solo y encerrado, es lo único que le nubla la vista. Ella no se queja para nada. Al contrario, tiene muchas ganas para echarle a la vida y una certeza hermosa de que le irá bien en este país. Al contrario de muchos otros que viajan con ella, su sonrisa adivina que lo peor ya pasó. Unos días atrás, sintió que el corazón se le partió en dos cuando su hijita le pregunto que porque estaban presas. Ella le prometió que pronto los liberarían. Y ahora está en busca de su destino. Dada la poca ropa que traía puesta ella (sus dos hijos por lo menos tenían abrigos, ella no), los voluntarios corrieron a buscarle algo con lo cual protegería del frío neoyorkino. Su rostro resplandeció de alegría por el amor a sus hijos, por la comida recibida y por el trato amable. Ésta era la mejor cara de la navidad. Su hijo de catorce años muestra una adustez sorprendente. Se sabe el hombre de la familia, ahora que su hermano quedó detenido. Cuando le preguntamos que le ha parecido esta experiencia, una sola palabra llena de matices y madurez salió de su boca como respuesta: ¡Inolvidable!.
Cada día e ininterrumpidamente llegan por lo menos 5 autobuses conteniendo familias, niños o padre/madre liberados recientemente de los centros de detención de Inmigración.
Los inmigrantes liberados de los centros de detención apenas se enteran de que estamos en Navidad. Vienen exhaustos, doloridos y algo confundidos. Una vez aquí un ejército de valientes se ha preparado para ellos, mientras otros se turnan para cada llegada y se van a su espera en la estación. Durante 8 semanas han preparado sandwiches, bolsitas con desodorante, pasta de dientes, peines, jabones y etc. y especialmente hoy regalos. Les dan pañales, zapatos a los que lo necesiten, cobijas y más. Ellos son los autores del mejor regalo. Han llevado abrigo, comida y medicina a gente que nada espera. El Colectivo de Mariposas (Mariposas Collective) es un regalo en sí mismo, engloba un grupo de gente maravillosa trabajando sin reconocimiento más que la tranquilidad de hacerle la vida un poquito más fácil a quien más lo necesita. Ellos son el mejor regalo esta navidad.
Mientras tanto recuerde que los autobuses siguen llegando cada día. Son 5. El ejército de voluntarios sigue precisando gente. Con dos horas de su tiempo basta. Bien sea para preparar sandwiches, atender a los inmigrantes o llevar donativos. Si quieres formar parte de este regalo de vida que es el Colectivo de las Mariposas (Mariposas Collective ) contáctalos en su pagina de Facebook o llama a Edith (Spanish) o a Lee ( English) 901-602-2366. O envíe un correo a: memphisfeministcollective@gmail.com. Feliz Navidad.