La justicia bloqueó el 19 de noviembre la controvertida directiva de Trump, anunciada en la recta final de la campaña, que prohibía las solicitudes de asilo a los inmigrantes indocumentados.
El País/ Estados Unidos
El mismo día, un mando militar reveló que parte de los 5.800 soldados enviados a la frontera, en la antesala de lo que el mandatario calificó como “las elecciones de la caravana”, empezarán a regresar esta semana, precisamente cuando el grupo de migrantes centroamericanos ha llegado a Tijuana.
Una de las medidas de Trump para evitar que los miembros de la caravana entren en el país sufrió el lunes por la noche un revés judicial. Un juez federal de San Francisco bloqueó temporalmente la directiva de Trump -anunciada antes de los comicios y firmada poco después- que prohibía las solicitudes de asilo a los inmigrantes indocumentados.
Dando la razón a los recursos de grupos de apoyo a inmigrantes, el juez Jon Tigar esgrimió que la proclamación del presidente vulnera la ley migratoria estadounidense, que permite pedir asilo a cualquier extranjero, independientemente de si entró o no legalmente al país. “Sea cual sea el alcance de la autorización del presidente, no puede reescribir las leyes de inmigración para imponer una condición que el Congreso ha prohibido expresamente”, señaló Tigar, que fue nominado por el expresidente demócrata Barack Obama.
En paralelo, Jeffrey Buchanan, el general del Ejército responsable del despliegue de 5.800 soldados en la frontera con México, ordenado por Trump ante el avance de la caravana, reveló el lunes que el número de uniformados empezará a reducirse a finales de esta semana precisamente cuando los primeros inmigrantes del colectivo han llegado a Tijuana, en la frontera con EE UU, donde han sido recibidos con hostilidad por parte de la población local y se han registrado momentos de tensión con la policía.
La suspensión ordenada por el juez de San Francisco tiene una vigencia de un mes. Previsiblemente, el Gobierno recurrirá ante un tribunal de apelación. La restricción supuso una nueva vuelta de tuerca más a las dificultades impuestas por la Administración en los últimos meses para poder solicitar asilo en EE UU, entre ellas que haber sufrido violencia doméstica o de pandillas no es motivo suficiente para pedir protección.
PIE DE FOTO: Migrantes caminando en los alrededores del muro fronterizo.
CRÉDITO: ESPECIAL