Acaban de pasar las elecciones, y todavía seguimos con esta “resaca política” que nos dejó la retórica mordaz que predominó en la campaña de muchos candidatos, la mayoría de ellos, conservadores, quienes no desaprovecharon la oportunidad para caldear los ánimos con la caravana de inmigrantes hondureños que se dirige a Estados Unidos. Quizá uno de los spots más incendiarios ha sido el auspiciado por el propio presidente Donald Trump. En el vídeo creado por su equipo de campaña se vinculaba a un criminal indocumentado mexicano con la caravana de migrantes y culpaba a los demócratas de permitirle haber entrado al país.
Las cadenas de televisión CNN, NBC, e incluso la conservadora Fox News, además de Facebook, rechazaron emitir el anuncio del presidente por su contenido racista, eso sí, después del alud de críticas que despertó entre los espectadores su trasmisión. Mis hijos pudieron ver el anuncio en la televisión, y uno de ellos desconcertado me preguntó primero si él era igual que esos niños que venías en la caravana. Le contesté que, aunque él había nacido aquí, era hijo de inmigrantes, así que sí, era como ellos. Inmediatamente me preguntó, “¿mamá, yo soy malo?”, y me dejó casi muda. Le pregunté si él creía que su papá y yo, que somos inmigrantes, éramos malos, rápidamente me contestó que no. Y tuve que explicarles a él y sus hermanos el por qué de los mensajes racistas, que aparecen en prime time, y que son vistos por niños como mis hijos, que en su inocencia, no tienen ninguna razón para creer que es falso lo que ven.
Sí, las elecciones ya terminaron y nos queda esta basura electorera. Pero algo cambió para bien. Aunque muchos siguen insistiendo en que no hubo una “ola azul” (que se refiere a una victoria demócrata abrumadora), pienso que no es cierto del todo. Nacional y localmente fuimos testigo del despertar de nuevos votantes. Aunque el resultado final se inclinó republicano en el estado de Tennessee, en el condado de Shelby, la mayoría de votos fueron demócratas para los puestos de Gobernador y el senado de EEUU.
Gabby Salinas, que competía por el distrito 31 en el Senado de Tennessee, quedó atrás de su contrincante sólo por una diferencia mínima, e incluso por haber sido tan cerrado el resultado, al cierre de esta edición Salinas seguía esperando el recuento de la totalidad de votos para reconocer los resultados. Otros demócratas como Dwayne Thompson y Steve Cohen refrendaron sus puestos, pero lo más importante, personas que eran indiferentes a la política nacional, por primera vez salieron a votar.
También se logró un mejor equilibrio en el poder con la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, y qué decir de la diversidad, que ha sido una de las ganadoras indiscutibles de la jornada electoral de este martes. Nunca tantas mujeres se habían presentado al Congreso y ese empuje en el número de candidatas se ha trasladado a los resultados. Pero no solo ellas han hecho historia. Las minorías han logrado hitos como la elección de las dos primeras congresistas indígenas, las dos primeras musulmanas, la más joven en llegar al Congreso, y del primer candidato abiertamente gay, por mencionar sólo algunos.
2020 ya no está tan lejos. Ojalá que los nuevos y futuros votantes se enfoquen en lo que es posible cuando las minorías reconocen su poder, y son proactivos alrededor de él. Los inmigrantes no somos malos, somos los cimientos de este país, construido gracias a toda esta diversidad, y me aseguré de que mis hijos lo supieran.
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