Parece una sorpresa, pero desgraciadamente no lo es. Niños de todo el país, y aquellos que osan entrar en él, están siendo aterrorizados por las autoridades migratorias, sí, por el hielo, por ICE, que gracias a esta administración, ha tomado más fuerza y dejado a su paso un halo de injusticia, dolor, impunidad y violación de los derechos más elementales del ser humano.
Memphis no es la excepción de la persecución desmedidas de indocumentados en todo el país. La mañana del 27 de septiembre, autoridades uniformadas como policías, presumiblemente agentes de Inmigración, con uso excesivo de violencia, rompieron la puerta del departamento de una familia hispana, y ante la mirada atónita de cuatro niños, el más pequeño de tan sólo seis meses, se llevaron a la cabeza de la familia, sin una orden clara expedida por un juez, sin ni siquiera preguntar el nombre de la persona que arrestaron.
El 2 de agosto, otra familia hispana de Memphis sufrió un hecho similar. En una casa entraron agentes de ICE, y con tubos forzaron la puerta, y detuvieron al esposo e hijo de 21 años de una mujer. En el momento de las detenciones también estaba presente su hija pequeña de aproximadamente dos años.
Las separaciones de familia siguen sin tregua, ocurriendo en ambos lados de la frontera. En nuestros barrios, entre nuestros familiares y amigos. Si bien no se ve en vísperas una reforma justa y seria para los más de 11 millones de indocumentados en los Estados Unidos, al menos deberían de juzgarse a aquellos que, en abuso de su poder, deshumanizan y violan impunemente los derechos de los más débiles.
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